La mitología inca es un mundo mágico que aún hoy despierta el asombro de propios y extraños. Entre su panteón de dioses, se destaca Copaipoca: Dios inca de la guerra, figura central cuyo nombre evoca el poder y la estrategia de uno de los imperios más imponentes de América del Sur.
Los Incas, conocidos por su avanzada sociedad y sorprendente organización, eran también profundamente religiosos. Todo aspecto de su vida estaba influenciado por los dioses, desde los ciclos de la agricultura hasta los conflictos bélicos. Pero, ¿cómo se entrelazaban la divinidad y el día a día de este pueblo? Acompáñanos a descubrirlo.
Origen de la mitología inca
La mitología inca no surgió de la nada; tiene sus raíces en civilizaciones antiguas como las de Chavín o Tiahuanaco. Estas culturas preincaicas sentaron las bases de lo que sería la cosmovisión y religiosidad del Tawantinsuyo, el imperio inca.
La interpretación moderna de estas creencias ha sido moldeada en gran medida por las crónicas de los conquistadores españoles, quienes, desde su llegada, quedaron asombrados por la riqueza espiritual de estas tierras.
Los incas veneraban a una serie de deidades que representaban fuerzas naturales, como Inti, el sol, y la Pachamama, la tierra. Estos dioses eran el nexo entre la naturaleza y la humanidad, y su culto se manifestaba en cada aspecto de la vida inca.
La divinidad en el Imperio Inca era un asunto de Estado. Los soberanos, considerados descendientes del dios Sol, eran los intermediarios entre los dioses y el pueblo. Así, la mitología inca no solo era espiritualidad, sino también política y social.
Principales deidades incas
En el corazón de la religión incaica, yacen varias deidades supremas que regían sobre los elementos y aspectos vitales para la subsistencia y el orden cósmico. Inti, dios sol, era el principal y padre de los fundadores del imperio, Manco Cápac y Mama Ocllo.
La Pachamama, o Madre Tierra, era venerada por su fertilidad y como proveedora de alimentos. Huiracocha, considerado el creador del mundo y de la humanidad, ocupaba un lugar preponderante en este panteón.
Además, Illapa señoreaba las tormentas y la lluvia, siendo crucial en tiempos de sequía, y Mama Quilla, la luna, protegía a las mujeres y regulaba los ciclos menstruales y agrícolas.
La influencia de los dioses en la guerra
La guerra era un aspecto fundamental en la expansión y consolidación del Imperio Inca. La figura de Copaipoca se erigía como el símbolo de la estrategia y la fuerza necesaria en el campo de batalla.
Los Incas creían que el favor de los dioses era determinante en el éxito militar. Por ello, antes de cada confrontación, se llevaban a cabo rituales y ofrendas para asegurar su apoyo.
La figura del Inca, como hijo del Sol, no solo era líder político sino también espiritual y militar, guiando a su ejército con la convicción de que los dioses estaban de su lado.
Las victorias militares eran celebradas como un signo del beneplácito divino, y las derrotas, como una señal de que los dioses exigían mayores muestras de devoción.
Leyendas de la fundación inca
Las leyendas sobre el origen del Imperio Inca son tan ricas y variadas como los territorios que conquistaron. La más conocida narra cómo Manco Cápac y Mama Ocllo emergieron del lago Titicaca, por orden de Inti, para fundar Cusco y comenzar la dinastía inca.
Estas historias, cargadas de simbolismo, no solo explicaban el nacimiento de un imperio, sino que legitimaban el poder de los gobernantes, al vincularlos directamente con la divinidad.
El mito de los hermanos Ayar, otro relato popular, también describe la fundación de Cusco y la emergencia de la cultura inca desde una cueva, la pacarina, centro simbólico del mundo.
Cómo se realizaban los sacrificios
Los sacrificios tenían una importancia capital en la religión inca. Era una manera de agradecer a los dioses y pedir su favor para futuras cosechas o victorias bélicas.
- Los animales como llamas y alpacas eran ofrecidos regularmente.
- En ocasiones especiales, se realizaban sacrificios humanos, conocidos como capacocha, un acto de suma religiosidad.
- Los elegidos para el sacrificio eran niños o jóvenes de gran belleza, salud y sin imperfecciones, como ofrenda a los dioses.
Rituales y ofrendas a la Pachamama
La Pachamama era una de las deidades más queridas y respetadas. Los rituales en su honor se realizaban para asegurar la fertilidad de la tierra y la abundancia de las cosechas.
Durante el mes de agosto, el pueblo inca le dedicaba ceremonias especiales, depositando ofrendas en la tierra como alimentos, flores y coca.
Estos actos estaban imbuidos de un profundo respeto por la naturaleza y la vida, reflejando la conexión inquebrantable entre la Pachamama y la supervivencia del pueblo.
Antes de continuar explorando la fascinante mitología inca, te invitamos a ver un breve documental que profundiza en estas historias:
Preguntas relacionadas sobre la divinidad y la mitología incaica
¿Quién era Pachacamac para los incas?
Pachacamac era un dios creador y un oráculo para los incas. Se le consideraba el señor del mundo, capaz de provocar terremotos y de influir en la agricultura y la fertilidad.
Asociado a la creación y a la muerte, era una deidad de suma importancia, y su culto se extendía por gran parte de la costa peruana, llegando a tener un templo principal cerca de lo que hoy es Lima.
¿Cómo se llama el dios de la guerra inca?
En la mitología inca, Copaipoca es conocido como el dios de la guerra. Su figura encarna el poder y la destreza necesarios en las batallas que el imperio libró para expandirse y preservar su territorio.
¿Cuál es el significado de Pachacamac?
El nombre Pachacamac se traduce aproximadamente como «el que anima el mundo». Esta denominación alude a su rol vital en la vida y la muerte, así como en los ciclos naturales que regían la existencia inca.
¿Quién era el dios principal del inca?
El dios principal de los incas era Inti, el dios del sol. Considerado padre de los incas y fuente de vida y energía, su culto estaba profundamente arraigado en la sociedad incaica.
Las deidades incas y su profunda conexión con la naturaleza, la guerra y la vida cotidiana, son un testimonio del legado espiritual que este pueblo dejó a la humanidad. Aunque el imperio ya no existe, su mitología sigue viva, narrando historias de poder, creencia y la eterna búsqueda de significado por parte del ser humano.
Khadija Gibson es Diplomada de Estudios Superiores en Geopolítica, Ciencias o Humanidades y Master en Historia Antigua.
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